La mirada y la interpretación de Oscar Andrés De Masi, arqueógrafo

lunes, 1 de febrero de 2016

Bustos de Perón y Evita




Un busto de gran escala del Gral Juan Domingo Perón "descamisado" que hallé , fortuitamente, en el hall de entrada del Hospital  Interzonal de Agudos "Presidente Perón", en Avellaneda  ¿Fue ejecutado por Leone Tommasi? (Fotografía OADM, 2014)



Los bustos de Perón y Evita fueron un tema recurrente en el repertorio simbólico de la estética justicialista. Adornaron oficinas, plazas, escuelas, sindicatos, clubes y tantísimos otros sitios. No eran las moles gigantes que frecuentaban el fascismo o el sovietismo de la época. Eran bustos más modestos, de escala más humana y fabricados virtualmente en serie.

Cuando ocurrió el golpe, en 1955, uno de sus ensañamientos fue, puntualmente, la miríada de bustos de Perón y Evita: fueron derribados de sus pedestales, fueron arrastrados por el suelo, fueron acribillados a martillazos, fueron reducidos a fragmentos. Todo ello con la errónea convicción de que el pueblo trabajador, huérfano de los íconos, olvidaría a sus líderes. No fue así. En muchos casos, manos leales y devotas, ocultaron, casi con unción religiosa, si no el busto entero, al menos los pedazos, en el interior de numerosos hogares peronistas, con el sigilo propio de una época de proscripción.




Inauguración del busto de Eva Perón en los estudios de Argentina Sono Films de Martnez. (Fotografía cortesía Museo, Biblioteca y Archivo histórico municipal "Dr.Horacio Beccar Varela"/ Quinta Los Ombúes, San Isidro)





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